El alojamiento es una casa colonial céntrica en donde viven los propietarios. Las habitaciones de la planta calle son sencillas. Disponen de baño propio, muy amplio. Tienen aire acondicionado y a pesar de los cortes de luz, los dueños están pendientes y activan el generador. La ventana es interior y da a una especie de corredor. Los enchufes de una de las habitaciones eran de tipo americano. En general, todo es sencillo y algo anticuado. Puedes desayunar por 5 euros por persona y consiste en café con leche, fruta, zumo y huevos. El restaurante está puesto con gusto y con vistas de la ciudad. La casa no tiene aparcamiento y tuvimos un malentendido por esta cuestión, pero los propietarios lo solventaron con eficacia y elegancia.