Huyendo del ajetreado y ruidoso Madrid aterrizamos en éste remanso de paz y tranquilidad situado en plena naturaleza,rodeados de pinos ,eucalíptus y vacas.Si buscas tiendas,restaurantes y bullicio mejor no vengas.El trato recibido por Mª Carmen,la dueña,no pudo ser mejor ;te explica rutas,qué visitar y te hace sentirte como en casa.El hotel pequeñito , creo que 5 habitaciones nuevas y repartidas en la parte alta con un salón compartido ,la mía con una pared de piedra en el cabecero,semi abuardillada ,amplia , con ducha y balcón.Aunque en principio el precio de la cena nos pareció un poco caro,reservamos para no tener que desplazarnos y acertamos de pleno: 1º vieiras gratinadas 2º merluza a la cazuela con patatas ,(por tamaño yo diria pescadilla pero de cualquier forma estaba riquísima )y de postre crema de queso con fresas y un trocito de pastel de almendras,pan de hogaza,cafés,chupitos y cerveza (todo ésto por 20€)botella de vino aparte(10€).Nos gustó tanto que directamente reservamos para el dia siguiente: 1º tostas de ensaladilla y pimientos de padrón 2º caldeirada de pulpo (exquisito,tiernísimo) con una mega ensalada de lechuga,nueces,queso,frutos secos y miel, y de postre flan de café.Después de ésto tuvimos que ir y volver a la playa andando porque así era imposible irse a dormir. Desayunos:queso de tetilla,jamón york,tostadas de hogaza(te preguntan constantemente si quieres mas)bizcocho,zumo naranja,fruta,mantequilla,mermeladas y filloas!!.Maravillloso,volveré seguro.