Hotel sencillo que hace honor a su única estrella, por lo que vas a encontrar una habitación sencilla con una cama confortable a un precio ajustado. El baño es antiguo y sencillo, en el límite de necesitar una reforma. El hotel tiene dos plantas y no tiene ascensor. Lo que menos me gustó fue el fuerte olor al perfume de los productos de limpieza.
El personal del hotel es realmente amable.
El desayuno tiene pocas opciones pero suficientes: jamón, queso, fruta, bollería, café, zumo de naranja. En el hotel también se puede comer y cenar. Si tienes pereza de ir a cenar fuera te salva la situación.
El parking está situado en un terreno abierto exterior a unos 50 metros del hotel, sin vigilancia.